Los orígenes de esta peculiar bebida espirituosa, la absenta, son bastante inciertos, ya que según la creencia popular la receta fue descubierta por un doctor francés que vivía en Suiza. La absenta se vendía como un elixir y así es como se dio a conocer. La primera destilería de absenta abrió a finales del siglo XVIII. Tal fue su éxito que en la década de 1840 se ofrecía a las tropas francesas como un medicamento antipirético. Muchos artistas de la época la adoptaron como suya, siendo fieles consumidores de esta bebida. Los Wilde, Van Gogh, Baudelaire, Manet, Picasso, Degas, Hemingway… encuentran en la absenta la inspiración para muchas de sus obras.